Propagadores de la Luz No.1
El culto a la figura promovido por el mundo consumista ha hecho que la apariencia exterior se haya convertido para muchos en la razón de existir. Posiblemente éste es el motivo por el que tanta gente hoy se queja de sentirse vacía y perdida, y anda dando tumbos por la vida tratando de acallar su angustia a base de impresionar a los demás con una figura espectacular.
La fuente de donde surge el empuje hacia la búsqueda incesante del sentido de nuestra vida brota de lo más profundo de nuestro ser. Es allí donde se origina lo que nos da una buena razón para vivir. No somos lo que aparentamos, somos lo que creemos, lo que defendemos, lo que amamos, lo que soñamos dejar a nuestro paso por la vida. ¿Será que el valor que le damos a cultivar nuestra belleza física si está alineado con lo que creemos, defendemos, amamos y soñamos?
Recordemos que el cuerpo es sólo el empaque y que como tal su función es la de servir de estructura sólida para albergar lo que somos. Por ello es importante cuidarlo con esmero, pero no convertirlo en la credencial de nuestro valor como personas.