Log:. Propagadores de la Luz No. 1
Los historiadores, piensan que la alquimia fue la precursora inmediata de la química moderna. (Es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte). Llama la atención los aparatos de laboratorio desarrollados por los alquimistas, empleados más tarde por químicos auténticos, y los de procesos de purificación y separación de sustancias como ejemplos de análisis químicos tempranos. En sus esfuerzos para producir oro, los alquimistas aprendieron mucho acerca de la aleación de los metales y de la producción de diversos colorantes. |
La idea general que presidía lo anterior era que los metales crecían a partir de la tierra y que, gradualmente con el paso del tiempo, evolucionaban desde la condición de metales rudos hasta llegar al estado de metales “nobles” y eventualmente, conseguir el oro. El oro era el metal perfecto, puesto que nunca sufría corrosión. El proceso de perfección era normalmente lento, pero los que tenían el secreto podían apremiarlo. El calentar un metal durante largos períodos, por ejemplo, podría aniquilarlo para permitir que cobrara vida con una forma de mayor excelencia. Esta idea de enriquecer los metales hasta una forma noble estaba muy extendida.
A diferencia de la ciencia posterior, la alquimia era esotérica y arcana, los secretos se ocultaban con sumo celo y cuidado. Se utilizaban extraños nombres simbólicos o signos para encubrir la verdadera naturaleza de los materiales empleados. Los símbolos habituales relacionaban al oro y la plata, con el Sol y la Luna; al hierro con el planeta Marte, con el símbolo universal que designa lo masculino; al cobre con el planeta Venus, asociado al símbolo universal de lo femenino; al estaño con Júpiter; al plomo con Saturno; y al mercurio con el planeta Mercurio.
En el Siglo XX, se consiguió la transmutación de ciertos elementos, no porque fuera esa la finalidad, sino por un acontecimiento accidental en el proceso de estudio de la naturaleza de los núcleos de los átomos por los físicos nucleares. Se trataba de ciencia avanzada, y no ha de sorprender que los alquimistas no lo consiguieran. Ningún físico moderno pensaría en tratar de producir oro por transmutación. Su fracaso impulsó a numerosos alquimistas a cometer fraudes.
Muchos se convirtieron en consumados farsantes en su pretensión de obtener oro. Un método menos rudimentario de purificación utilizaba la aleación de oro y plata llamada “asem”. El objetivo principal de la alquimia era obtener la piedra filosofal. He aquí un valioso relato de cómo preparar esta sustancia mágica tan ansiada, ofrecida gratis a quien quisiera intentarlo: “Tome algo de oro, algo de plata y algo de azogue (mercurio). Purifique los tres por separado, retirando toda impureza. Trate el oro con quintaesencia de azufre, la plata con mercurio filosofal y el azogue con salmuera filosofal. Luego mézclelos en el huevo del filósofo (el Vaso Hermético). Después espere a que se produzca la gran obra, el resultado de la cual será La Piedra”.
Otro de los objetivos de los alquimistas era obtener el Elixir de la vida (también conocido como Elixir de la inmortalidad), consistía en una legendaria poción o bebida que garantizaba la vida eterna. Fue una de las metas perseguidas por muchos alquimistas como remedio que curara todas las enfermedades (panacea) y prolongara la vida eternamente.
La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio romano, en el Imperio islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2.500 años.
Los principales alquimistas fueron: Albertus Magnus, Basilius Valentinus, Elias Ashmole, Fulcanelli, Hermes Trismegisto, Le Crom, Michael Maier, Nicholas Flamel, Roger Bacon, Teofrasto Paracelso, Tomás de Aquino, Valentín Andreae.