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En el encuentro surgieron serias discrepancias entre los asistentes. Un sector, encabezado por los representantes de la ciudad de Rugby, fue partidario de permitir el uso de las manos en la práctica del juego, pero el grupo liderado por la ciudad de Harrow se inclinó por permitir exclusivamente el uso de los pies y la cabeza. Los delegados a favor del uso de las manos se retiraron de la reunión y, establecieron las bases del deporte al que llamaron "Rugby".
En las deliberaciones de la Freemason’s Tavern se acordó entonces que el football sería un deporte de equipo jugado entre dos conjuntos de 11 jugadores cada uno y cuatro árbitros para que se cumplan las normas. El terreno de juego sería rectangular, de césped natural o artificial, con un arco a cada lado del campo. El objetivo del juego sería el desplazamiento de una pelota con cualquier parte del cuerpo que no sean los brazos o las manos, y mayoritariamente con los pies, para intentar introducirla dentro del arco oponente. Esa acción se denominaría gol. El equipo que lograra más goles al cabo del partido, de una duración de 90 minutos, sería el ganador. Entre los principales promotores del nuevo deporte se encontraban Masones que eligieron para la reunión la Freemason´s Tavern, Taberna de los Francmasones.
El fútbol recogió de la Masonería el espíritu de igualdad y fraternidad sin distingos de nacionalidad, raza, ideología, religión ni genero. La tribuna es el “punto de encuentro” donde el aficionado aplaude o recrimina por igual al negro Pelé, al blanco Messi, respeta por igual al jugador católico que se persigna cuando entra a la cancha, al evangélico que invoca a Cristo después de anotar un gol o al jugador que baila para festejar una conquista. No le importa si se trata de un socialista, un capitalista, un socialdemócrata, o un tercermundista. Tampoco tiene en cuenta si el jugador viene de las clases menos favorecidas o si nació en una familia adinerada. No hace distinción de género desde el campeonato mundial femenino de China (1991) y tampoco discrimina ya que existen campeonatos mundiales de fútbol gay organizados por la "Asociación Internacional de Fútbol de Gays y Lesbiana (IGLFA)" (1992). Cualquiera sea el resultado, los jugadores intercambian camisetas al final del partido, una expresión que subraya la tolerancia.
En La Argentina
El fútbol llegó a la Argentina a través de viajeros ingleses, muchos de los cuales eran Masones. El 20 de junio de 1867 se jugó el primer partido en el Buenos Aires Cricket Club. Un grupo de socios encabezados por los hermanos Thomas y James Hogg publicaron un aviso en el diario The Standard convocando a una reunión para impulsar la práctica del fútbol. De inmediato se fundó el Buenos Aires Football Club y se organizó el encuentro entre colorados y blancos, donde ganaron los primeros por 4 a 0. Curiosamente, esos colores coinciden con los atributos del M:. M:.
A comienzos de la década de 1880 llegó al país Alejandro Watson Hutton, portador de pelotas e infladores entre sus pertenencias. Graduado en humanidades en la Universidad de Edimburgo, se hizo cargo del Colegio Saint Andrew donde implantó la práctica deportiva y la cultura física. Poco después fundó el English High School, base del Alumni. Alejandro Watson Huttonfue Maestro Mason de la Logia Excelsior Nº 617.
Hacia 1887 nació el Quilmes Athlectic Club, solo para ingleses, la entidad más antigua de las que integran la Asociación del Fútbol Argentino. El 1 de Diciembre de 1899 un grupo local dio nacimiento a Argentinos de Quilmes. “Y cambian otra costumbre: los ingleses, en el entretiempo tomaban té. Los argentinos se hacían mate cocido” (Osvaldo Bayer en “Fútbol Argentino”).
Sucesivamente se crearon Gimnasia y Esgrima de La Plata, Banfield, Estudiantes de Buenos Aires, Central Argentine Railway Athletic (Rosario Central) y Alumni, de los hermanos Brown, con el primer campeonato. En Alumni, antecedente del Racing Club de Avellaneda, todos sus integrantes eran Masones.
Entre 1901 y 1910 nacieron 32 instituciones
Estaciones ferroviarias, logias Masónicas y clubes de fútbol constituyeron por entonces un conjunto estrechamente relacionado. Sucedió otro tanto con la inmigración italiana afincada en el barrio de La Boca, a orillas del Riachuelo, en la Ciudad de Buenos Aires.
Hijo de las logias de inmigrantes peninsulares afincadas en la sede de Suárez 465 (Figli d’Italia, Liberi Pensatori, entre otras), nació River Plate, el 25 de mayo de 1901, tras la fusión de las pequeñas entidades Santa Rosa y La Rosales. Su primera cancha estuvo en Sarandí, coincidente con la línea ferroviaria del sur bonaerense.
En su libro autobiográfico, el Dr. Leopoldo Bard, Maestro Masón, prestigioso médico, reconocido orador, seguidor de Hipólito Yrigoyen desde la primera hora, diputado nacional y luego presidente del bloque de diputados nacionales de la UCR (1922 a 1930), también recuerda su paso como fundador, primer capitán y presidente del Club Atlético River Plate.
La presencia de funcionarios y empleados ingleses en el desarrollo ferroviario argentino favoreció la creación de logias en las cercanías de las estaciones, según revela el mapa masónico argentino de las primeras décadas del siglo XX. Los nombres se repetían cuando se trataba de estaciones, logias y clubes de fútbol.
La Masonería Argentina recuerda hoy el nacimiento del fútbol, el deporte que apasiona a millones de personas esparcidas sobre la faz de la tierra. Sus reglas fueron escritas hace casi 150 años en la Taberna de los Francmasones de Londres.