Resp:.Log:. Tomás Cipriano de Mosquera No. 9
Recordemos cómo en 1.860, el general Tomás Cipriano de Mosquera, siendo Presidente del Estado del Cauca, lo separó y se lanzó a la guerra contra el Gobierno legítimo de la Confederación Granadina, que presidía el Dr. Mariano Ospina Rodríguez. Mosquera para poder avanzar contra Bogotá necesitaba tener un aliado y esto fue lo que consiguió celebrando un pacto de unión con el General Juan José Nieto, quien, además de ser Presidente del Estado de Bolívar, era el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo Neogranadino. Nieto, lo mismo que Mosquera, había ya separado a su Estado de la Confederación y después de varias campañas militares triunfantes, dominaba todo el territorio de la Costa Atlántica, desde la Guajira hasta Urabá. De modo que, la unión entre los dos jefes aseguraba prácticamente el triunfo de la revolución.
Pero entre Nieto y Mosquera existían diferencias de tiempo atrás. Los dos caudillos, el costeño y el caucano, se odiaban en el fondo, luego aquella unión, era coyuntural. De tal manera que durante el desarrollo de la guerra, recomenzaron las divergencias entre ambos. Mosquera, claro está, llevaba las de ganar en las disputas que surgieron (y en las que plasma el valor y la dignidad con que Nieto se defendió y desafió las embestidas de su adversario, entonces en el ápice de su poderío civil y militar); pero, en cambio, Nieto lo tenía bajo su mando en el campo de la Masonería, que había sido el alma de la triunfante revolución y esto desazonaba y le era insufrible al soberbio payanés.
Para soltarse del cabezal con que Nieto lo tenía agarrado, a Mosquera se le ocurrió fundar un "Nuevo Oriente"; y en 1.862 hallándose en Ambalema, crea la Orden Masónica llamada "Orden Redentora y Gloriosa de Colombia", con autoridad para otorgar el grado 4º a los "Varones Eminentes Apóstoles de Colombia"; el grado 21º., a los "Sabios Amigos de La Republica"; y, finalmente el grado 34º., que estaba reservado para los "Acrisolados Amigos de Colombia", y de una vez se lo otorgó a sí mismo.
Como era natural, este cisma estremeció las columnas Masónicas del Templo, y puso en guardia al Soberano Gran Comendador de Cartagena, Juan José Nieto, quien no solo protestó enseguida por la gravedad de aquel movimiento separatista, que pretendía otorgar un grado superior al 33º, sino que prohibió el ingreso de HH:. al herético Oriente, y rechazó con indignación el grado 34º, que Mosquera, hábilmente, se hizo conceder.
Este conflicto entre HH:. Masones y especialmente entre sus DDig:., despertó ecos que aún resuenan en nuestro tiempo, y concluye con la caída del General Mosquera en el año 1.867.