M:.M:. Estrella del Huila No. 31
Cuando queremos abrevar en los remansos de la MASONERÍA, convencido estoy que debemos buscar un espíritu libre, no subordinado a alguna forma de señorío sino a él mismo; pues él mismo debe ser señor de su "yo". Entonces auscultemos cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león, y finalmente el león en niño, para tratar de aproximarnos desde una óptica, la dada por Nietzsche al proceso del conocimiento. Veamos: |
b) El león. En este punto la etapa del proceso de transformación el espíritu "quiere conquistar su propia libertad, y ser señor de su propio desierto [...], quiere ser amigo de su señor y su Dios, a fin de luchar victorioso contra el dragón". De ahí que se puede decir que el león es aquel que sabe que el sentido de su vida depende de una elección, donde la voluntad de poder hacer está reflejada en el cincel que se torna en la realidad última de la vida.
Aquí comenzamos a descifrar el proceso del entendimiento y comenzamos a tener el valor de diseñar nuestros propios valores desde la constancia dada por el mazo y así logramos conocer conforme a lo que se quiere vivir; en consecuencia, la virtud por excelencia vendría a ser la autenticidad de los propios valores, el cambio de actitud frente a la vida. Sin embargo dice Nietzsche, en esta etapa el espíritu humano, entendido como león, se enfrenta a un formidable adversario, el dragón. "Ese dragón no es otro que el "tú debes" [...] El "tú debes" le sale al paso como un animal escamoso y refulgente en oro, y en cada una de sus escamas brilla con letras doradas el "tú debes", pareciera ser una divisa de la ética kantiana.
c) Niño. Ese viene sí y solo sí el león ha triunfado, no significa que el espíritu permanecerá para siempre en este estado de vida. Para que el proceso de transformación del espíritu humano llegue a su plenitud, el león se debe convertir en niño.
Si bien es cierto que el león ha triunfado y ha vencido al formidable dragón, en él anida un doloroso y lacerante recuerdo que le produce melancolía y hiere su espíritu, además recuerda su etapa de camello; entonces, ¿Cómo hacer para que esa experiencia vivida se vaya al olvido?
Nietzsche diría que en este caso que la única forma que implica el olvido, es la transformación del león a niño para evitar el efecto lacerante de la memoria. Pero "¿para qué pues habría que convertirse en niño el león carnicero? La respuesta sería para crear, "pues el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo, conquista ahora su mundo"
Por lo tanto, asumir el papel de masón, supone un eterno volver a empezar, un eterno asumir un nuevo "yo quiero", pero ya sin el recuerdo. El sentido es tener un espíritu libre y no esclavo en donde ser como los niños está la clave porque desde la inocencia de aquellos, se construye una voluntad propia de poder y de querer desde la fuerza y la capacidad de seguir desbastando la piedra bruta utilizando los elementos dados en nuestra iniciación, mazo, cincel y regla.
Así, el método es inconsciente porque está desde siempre en nosotros, la masonería quiere que hagamos consciente ese método en busca del conocimiento para hacernos comprender seguramente que el niño está ahí y que ha perdido su capacidad de asombro y de pregunta por las excesivas escamas que cubren al dragón contra el que cada uno lucha incansablemente.
REFLEXIÓN FINAL DE UN M:.M:. “En dicho proceso ese niño, es el nuevo comienzo, es domar al ego para articularlo con el alma (yo real), el espíritu (yo superior) y el principio creador. Es lograr la armonía y la perfecta conjugación entre el Apr:., el Comp:. y el MM:. Es el amor, la fraternidad, la tolerancia, la igualdad, el servicio y por supuesto la verdadera libertad, lo que nos conduce a la perenne felicidad”.