La reforma protestante y las guerras religiosas que desangraron al continente por un siglo consolidaron regímenes parlamentarios en Inglaterra y Holanda, para ser seguidos más adelante por Francia, Alemania y los países nórdicos. Sólo quedaron bajo la égida católica y ortodoxa España, Portugal, Italia y Polonia, Grecia, Rusia y el este europeo. El estado laico tiene como fundamentos la soberanía popular, la igualdad de sus ciudadanos frente a la ley, la garantía de los derechos humanos y civiles, la protección de las minorías y el imperio de la ley. |