MM:. Resp:. Log:. Propagadores de la luz No. 1
Como sus energías están orientadas a probar que son superiores a todos, el antagonismo y la rivalidad predominan a menudo en las relaciones con sus compañeros. Lo más peligroso de estas actitudes competitivas es que se ven como una cualidad, y muchos padres consideran que deben alimentarlas en sus hijos para que puedan llegar a "ser alguien" en la vida. Pero no se dan cuenta de que de esta forma están desalentando la cooperación, la generosidad, la lealtad y la camaradería entre los niños, por lo que la violencia y el maltrato son cada vez más frecuentes en ellos. Contrario a lo que se cree, una persona no competitiva está mejor preparada para triunfar y tener un protagonismo en la sociedad, debido a que no está preocupada por lo que otros hacen sino ocupada en lo que debe hacer, puede concentrar sus energías en lo que se propone lograr. Además, como no ve a sus pares como contendores que pueden ganarle sino como compañeros que pueden colaborarle, establece relaciones en las que mutuamente se ayuden a avanzar.
Es natural que los padres deseemos que nuestros hijos triunfen en todo lo que hacen, pero es imposible esperar que siempre sean los mejores. Cuando insistimos en que cualquier cosa distinta al primer lugar es mediocridad, a menudo lo que logramos es fomentar la rivalidad en las relaciones de los niños porque para ellos lo importante será estar por encima de sus amigos a cualquier precio.
Una cosa es estimular a los hijos a que den lo mejor de sí mismos, pero otra es pretender que siempre superen a todos. Lo que los llevará a sobresalir en la vida será su calidad humana y no la cantidad de trofeos que ganen a expensas de derrotar a todo el que se interponga en su camino a la fama.