Una Leyenda Viva Siguiendo propósito de la edición pasada y por sugerencia de varios de nuestros lectores, “La corriente filosófica del pensamiento masones por la masonería “MxM”, quiere rescatar la vida y obra de este gran hombre, olvidado por muchos, para recordar los hechos históricos de quien fuera masón, militar, golpista, presidente, exiliado y fusilado por sus ideales de libertario latinoamericano, nos referimos a Don JOSE MARIA MELO, leyenda viva de un verdadero masón, recordando que sus restos óseos aún reposan en México, en donde lo consideran un héroe nacional, en espera de acuerdos y gestiones de carácter diplomático entre Colombia y México, que nos permitan tenerlo de nuevo entre nosotros. |
JOSE MARIA DIONISIO MELO ORTIZ, nació en Chaparral (Tolima), el 9 de Octubre de 1.800, murió fusilado en una población vecina del Estado de Chiapas México el 10 de Junio de 1860, lejos de su patria pero en cumplimiento del sueño latinoamericano que siempre tuvo presente. Era de origen y estirpe de la raza indígena “Pijao”. A los pocos años de su nacimiento, la familia Melo se traslada a la ciudad de San Bonifacio de Ibagué, en donde su hijo crece en forma rápida y tranquila.
A los 19 años Melo, era ya una persona de mediana estatura, lampiño, amplio de espalda, nariz ancha y larga, cabeza con corte militar. En 1819 en el Virreinato imperaba “El régimen del Terror” , Melo decide enrolarse al ejercito libertador como voluntario en la provincia de Mariquita con el fin de combatir a los soldados Españoles en su intento de retomar el poder. Al ingresar al ejército del libertador Simón Bolívar, se gana el rango de Teniente, gracias a la instrucción escolar que había adquirido años atrás. Cuatro años en la gesta libertadora le sirvieron para que en febrero de 1823, fuera ascendido al cargo de Capitán, en donde de todas las armas que tuvo por escoger, optó por la caballería, se convirtió en un excelente jinete y conocedor de los caballos, arte que aprendió a desempeñar con gran destreza. Tenía un talento especial para adiestrar militarmente y disciplinar las tropas del ejercito libertario, por lo que tuvo la oportunidad de participar en importantes batallas cuyas trascendencias fueron decisivas en la historia Suramericana, en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, recordamos sus luchas en las batallas de Bomboná, Junín y Ayacucho en 1824, Pichincha, en la batalla de Portete de Tarqui, en fin sus batallas fueron verdaderas gestas de un libertador por ello, el 5 de junio de 1830 es ascendido al grado de teniente coronel.
Primer destierro y su paso por Europa
Por ser adepto del proyecto político de Bolívar de la Gran Colombia, en 1831 fue desterrado por primera vez a Venezuela, junto con otros partidarios que tenían la misma posición, A pesar de su expulsión, allí, en el país hermano, Melo mantuvo sus ideales, que lo llevarían a actuar en contra del gobierno de José María Vargas, derrocándolo con un grupo de conspiradores. Fracasados en el intento de instalar un nuevo gobierno, retoma el poder el general José Antonio Páez, “hombre fuerte” de Venezuela, en medio del caos y del desorden institucional, algunos partidarios reformistas como José María Melo, fueron capturados y expulsados del territorio Venezolano.
La reseña histórica nos indica que en 1837 Melo se traslada a Europa, en donde se dedica a estudiar durante tres años, en la Academia de Bremen, Alemania, donde se especializó en técnicas marciales, pero aprendió también que las teorías militares admitían políticas socialistas para redimir a los desfavorecidos frente a la economía capitalista, cuyo objetivo principal era el fin de la desigualdad y que circulaban en aquel entonces por el Antiguo Continente. Posteriormente en 1840, regresa a la Nueva Granada, se radica en Ibagué y durante ocho años retoma actividades de carácter comercial, que desde hacía varios años había dejado en el olvido, paralelamente llega a ser jefe político del cantón, ya se había casado dos veces y tenía 3 hijos, uno de ellos llamado Máximo, quien lo acompañaría hasta el final de sus días cuando siendo un sexagenario llega a unirse al ejercito del “Benemérito de las Américas” para fortalecer lo que sería la libertad de México, su hijo contaba con tan sólo 15 años.
Masón Grado 32
José María Melo inicia su vida masónica en Santafé de Bogotá, en el año 1850, es la “Respetable Logia Estrella del Tequendama No. 11”, que había sido fundada un año antes, la que le da la bienvenida a la Luz, sus méritos y estudios en la Orden le permiten alcanzar el grado 32 del Escosismo. En 1851, durante el gobierno de José Hilario López, se reconoce a Melo su labor como militar en el ejercito libertador y le son restituidos sus grados y charreteras, es invitado para que retome su puesto en el ejercito, ascendido a General y se le concede la jefatura del ejército. El mismo José Hilario López lo nombra comandante de Cundinamarca, para aquel entonces La Nueva Granada era un país que se debatía en una grave crisis económica, pese a lo anterior y con la ayuda de varios masones que manejaban el poder de la época, en 1852 se declara la libertad de los esclavos en todo el territorio nacional, hecho de gran significado para nuestra Orden y para la humanidad.
Contrario a lo que se creyera, a pesar de su figura pequeña y ruda, Melo no era un militar leño y sin ideales, fue un intelectual, con un gran bagaje cultural adquirido al lado del libertador, de su paso por los diferentes suelos latinoamericanos y de los estudios libertarios y progresistas realizados en el viejo Continente, es decir, se formó como un hombre de mente abierta lo que le valió ser editor del periódico “ El Orden”, en donde Melo populariza su pensamiento de avanzada, dentro del dominante partido liberal que se dividía entre GÓLGOTAS, que eran los defensores de la economía del librecambio y la desaparición del ejercito y los DRACONIANOS, como él, que eran partidarios del proteccionismo y la redistribución de la riqueza entre ricos y pobres. La lucha popular se desarrollaba con más fuerza en las “sociedades democráticas de artesanos”, arruinados por el librecambismo anglosajón. Melo defendía a muerte esas sociedades.
Conspirador, golpista y presidente
En abril de 1853, José María Obando es elegido presidente de la Nueva Granada Pero, el sueño de libertad y justicia social se desvaneció el mismo día de su posesión, cuando el presidente se declara partidario del liberalismo económico y desconoce de plano a los artesanos. Con la mayoría del congreso, el beneplácito de los GÓLGOTAS y los conservadores, Obando sanciona una nueva Constitución, contrariando los ideales de DRACONIANOS, o liberales de la vieja escuela. La violencia y la inconformidad continúan azotando el país, la respuesta no se hace esperar, el 17 de abril de 1854, el General Melo conspira junto con otros militares y los artesanos organizando un movimiento de resistencia, derrocan y detienen a Obando, que lleva un año gobierno, se toman el poder, abolen la Constitución, cierran el Congreso, gritan consignas de vivas a los artesanos y al ejercito y abajo los monopolistas, se genera una nueva guerra civil y se convoca al pueblo a defender los ideales.
Melo no cuenta con el tiempo suficiente para organizar las finanzas del Estado, su gobierno es asediado constantemente y la retoma del poder no hace esperar, tan sólo dura en el cargo de presidente siete meses y medio debido a la superioridad de los ejércitos enemigos encabezados por José Hilario López y Tomás Cipriano de Mosquera quienes bajo el mando de Pedro Alcántara lo atacan con más de 10.000 soldados por todos los flancos. Melo resiste hasta último momento la embestida de sus enemigos y cuando la derrota es inexorable, en una tarde gris de un 4 de diciembre de 1854, se rinde junto con sus hombres, “El General” es apresado, derrocado y desterrado. A pesar del golpe militar y popular, el general Melo no era una persona odiada por el pueblo, bastaría recordar lo dicho por el escritor JOSE MARIA VARGAS VILA, al respecto: “Melo ejerció el poder supremo, pero de rara manera; fue un dictador inofensivo y noble, ni patíbulos ni proscripciones, ni atropellos ni robos, nada cometió. Cayó vencido, pero no odiado; pobre, pero no manchado”.
Destierro y paso de vencedor por Centroamérica
En 1855, a la edad de 55 años, desterrado de la Nueva Granada, parte con 200 artesanos a Panamá, de allí toma un barco a Costa Rica, los artesanos lo siguen a píe, lucha contra el corsario de origen norteamericano William Walker, llega con paso de vencedor en 1859 a El Salvador, luego Guatemala país de donde sale rápidamente por la persecución del dictador de turno, finalmente llega con pocos hombres a la frontera Mexicana donde es recibido en el Estado de Chiapas, con todos los honores por el ejercito del presidente Benito Juárez, se incorpora y mantiene el rango de General dentro del ejercito Mexicano, a los 60 años de vida parte con 100 nuevos jinetes a salvaguardar la frontera con Guatemala. El 10 de Junio de 1860, Melo y sus hombres son sorprendidos al amanecer, por el ejercito del conservador Juan Ortega, un Mexicano que se refugiaba en Guatemala, herido en combate, Melo, su impúber hijo y algunos de sus hombres son apresados, inmediatamente se ordena la ejecución el General.
Fusilamiento
“En esa luminosa mañana de junio (1860), un destacamento formado entre las ruinas de un antiguo convento español, aguardaba, arma al brazo. Alcanzó a verse un grupo que en doble formación se aproximaba. Redoblaron los tambores con un dejo de muerte. Uno de los que esperaban dijo a su inmediato compañero: ¿A quién vamos a fusilar? Al general extranjero, le respondió el otro. Dicen que es de la Nueva Granada. A pesar de sus sesenta años de alternativas y de luchas, el general se dirigía al sitio del suplicio con noble continente. Peinaba con cuidado su cabello entrecano, y ni la sombra de una inquietud nublaba su mirada, a la vez dura y tranquila. El desfile llegó al sitio de la ejecución, y Melo levantó la cabeza y puso el pecho, ungido por las cicatrices de cincuenta batallas, frente a la boca de los fusiles. Nadie ha traído sus últimas palabras, pero es probable que no dijese ninguna. ¿Para qué, si ya había entrado en la historia?”… Versión basada en crónicas de los periódicos Centroamericanos de la época.
¿Repatriación? Lucha Diplomática
Su familia, luchadora como su ancestro, ha combatido jurídicamente para obtener de los gobiernos de turno, un acuerdo binacional que logre por fin la exhumación, identificación y repatriación de los restos óseos de uno de los tres presidentes nacidos en Chaparral (Tolima) los otros dos fueron Manuel Murillo Toro y Darío Echandía.
Han sido muchos los intentos para lograr la repatriación de los despojos de Melo, En 1940 lo intentó el Ministro Colombiano Luis López de Mesa ante el presidente Mexicano masón Lázaro Cárdenas. Nada formalizaron. En 1989 hubo un nuevo amago de exhumación con la anuencia de los presidentes de México, Carlos Salinas de Gortari, y de Colombia, Virgilio Barco. El Nobel Gabriel García Márquez ayudó a que el tema fuera estudiado por el gobierno azteca con resultados infructuosos, el antropólogo e historiador Colombiano Gustavo Vargas Martínez es otro, de quienes ha estado atento al caso en México y asiste cada año a los homenajes que le hace el gobierno de ese país al ex presidente Colombiano, a quien consideran un héroe nacional.
Hoy los bisnietos de José María Melo, siguen en la brega para que su bisabuelo descanse en paz y en su tierra, por cuya libertad siempre luchó”, tienen la esperanza que el nuevo presidente de Colombia JUAN MANUEL SANTOS, nieto de un masón, pueda gestionar diplomáticamente la repatriación de nuestro “General Melo”.
Bibliografía. SOLANO B. Orlando “La Fuerza Masónica”; CARNECELLI Américo “La Masonería en la Independencia Americana” ; ORTIZ V. Darío. “José María Melo la razón de un rebelde”; SALAZAR H. Ana María. “José María Melo: un conspirador, líder, combatiente y golpista con múltiples capacidades que no supo aprovechar”; Diario “El Espectador” Bogotá Colombia. QQ:.HH:. Log:. Estrella del Combeima No. 7.