Propagadores de la Luz. No. 1
Desde la publicación de la máxima obra de la literatura universal “Don Quijote de la Mancha” de Miguel Cervantes Saavedra, hace aproximadamente 400 años hasta nuestros días, se han escrito muchos libros al respecto. Uno de ellos apareció, no lejos de los años del Descubrimiento de América y de la férrea dictadura de la Inquisición, un libro judío llamado “El Talmud”, constituido por la Ley Oral (Pentateuco o Mishná) y la Guemará, (el comentario y análisis que lo completa), éste libro fue proscrito por la Inquisición y era quemado en España bajo el auspicio de las bulas papales que condenaron el Talmud "por su profundo contenido blasfemo". |
Otros investigadores como Américo Castro (Cantagalo, Estado de Río de Janeiro, Brasil, 4 de mayo de 1885 - Lloret de Mar, 25 de julio de 1972), traductor e historiador brasilero, y Salvador de Madariaga (La Coruña, 23 de julio de 1886 - Locarno (Suiza), 14 de diciembre de 1978), escritor y diplomático español, piensan que Cervantes fue un judío “marrano o converso” y que en la obra cumbre se reflejan su fe ancestral y sus propias angustias causadas por el peso de la Inquisición.
Don Quijote sale con Sancho de un lugar de la Mancha hacia su aventura, el sacristán y el barbero hacen un escrutinio de la biblioteca del Hidalgo, "y ordenaron quemar algunos libros en el corral". ¿Qué libros eran? Tal vez el Talmud, el Zohar de Moisés de León (¿Guadalajara? o ¿León?, 1240 – ¿Guadalajara, 1290? o ¿Arévalo, 1305?), los Tratados de Maimónides (1135, Córdoba - 1204, Fustat, Egipto), los ensayos de Abraham Ibn Ezra (Tudela, Taifa de Zaragoza; 1092 - Calahorra, 1167).
En el Capítulo XLV del Tomo II, Cervantes nos narra que ante Sancho, gobernador de la Ínsula de Barataria, se presenta un viejo, acusando a otro de no haberle devuelto un préstamo de diez escudos. El acusado, apoyado en un báculo, admite haber recibido el préstamo pero jura haber devuelto el dinero oportunamente. Se acepta el juramento y continúa el relato:
"Bajó el gobernador la vara y en tanto, el viejo del báculo dio el báculo al otro viejo, que se le tuviese en tanto que juraba, como si le embarazara mucho y luego (...) El gran gobernador preguntó al acreedor qué respondía, y dijo que sin duda alguna su deudor debía de decir la verdad porque tomó a tomar su báculo el deudor, y bajando la cabeza salió del juzgado (...) Sancho mandó que le llamasen al viejo del báculo. Trajéronsele y en viéndole Sancho, le dijo: Dadme buen hombre ese báculo. Andad con Dios que ya habéis pagado (...) Y mandó se rompiese y abriese la caña. Hallaron diez escudos de oro y tuvieron a su gobernador por un nuevo Salomón." Este relato, con pequeñas variaciones, está consignado en la hoja 25 del Tratado de Nedarim. No hay duda que Cervantes debió conocer este texto y debió conocer el idioma hebreo porque el Talmud no había sido traducido al español en las épocas de Cervantes.
Veamos el texto consignado en el Talmud: "Un hombre que tenía un reclamo de dinero con un vecino, vino ante el rabino exigiéndole a su deudor "ven y págame". "Ya te he pagado", contestó el otro. "Si es así', le dijo el rabino, "ve y júrale que ya le has pagado". Acto seguido se fue y trajo un báculo hueco, puso el dinero dentro y se presentó a la corte caminando y apoyándose en el báculo. (Antes de prestar juramento) le dijo al querellante: "Sostén el báculo en tus manos". Entonces tomó un Rollo de la Ley y juró que le había pagado todo lo que él (el acreedor) tenía en sus manos. Acto seguido el acreedor de pura rabia rompió el báculo y el dinero se esparció por el suelo; se vio entonces que él había literalmente jurado por la verdad"