Q:. H:. Galileo Galilei No. 23
Es de importancia trascendente lo que el hombre dice, piensa o afirma aún solo dentro de sí mismo, con este hecho el Masón participa consciente y sabiamente del poder creador universal del verbo, de su actividad constructiva como privilegio y prerrogativa mientras que el profano lo hace inconsciente y locamente expresando palabras profanas que son errores, pensamientos negativos y juicios formados sobre la apariencia exterior de las cosas. |
Para poder abrir las puertas del Templo Masónico de la Verdad y la Virtud debemos, todos sin excepción alguna fortalecer nuestra palabra creando estándares, para lograr aceptar a la humanidad, sin juzgar la apariencia del ser humano, y al contrario debemos profundizar los sentimientos, en el interior e individualidad de cada uno de nosotros para identificarnos con ese principio fundamental, que es la entrega de la palabra como garantía de nuestros futuros o pretéritos hechos.
El buen Masón debe pensar siempre positiva y constructivamente para lograr el bien través de actos que reflejen la interioridad, por ello es importante no solamente el uso y el dominio de la palabra, sino también que esta vaya acompañada de lo que se expresa, es decir que no se diga una cosa y se haga todo lo contrario.
El Masón debe dominar la palabra expresándola sinceramente, es decir que provenga del corazón, logrando dominar los pensamientos negativos y con ello, las malas acciones. Considero que las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella, curan o hieren a una persona, tienen poder e influyen positiva o negativamente en nuestro mundo terrenal. Los Filósofos Griegos decían que la palabra y el silencio eran divinos: “Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino. Medita sabiamente para saber cuándo y cómo hay que comunicarse, y cuándo el silencio es el mejor regalo para ti y para los que amas… Eres sabio si sabes cuándo hablar y cuándo callar. Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado o resentido, y habla sólo cuando estés en paz”. Recuerda que las palabras tienen poder, encierran una energía que bien puede ser positiva o negativa. “Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca”.
Es importante que toda persona incluido el Masón, tenga palabra, es decir que cuando entregue su palabra como garantía la cumpla, no prometas nada que no puedas cumplir, esto debe reflejarse en todos los aspectos cotidianos del ser humano, es decir, en los negocios, en el comercio, en los contratos, en las promesas y en fin en toda actividad en donde se deposite la palabra, hay que recuperar los antiguos usos y costumbres en donde la palabra era sagrada, era algo de cuestión de honor.
Igualmente hay que cuidar lo que se dice porque la palabra tiene un poder grandísimo para conseguir y destruir cosas, un ser humano de respeto y credibilidad se mide por su palabra.
Podría concluir que debemos medir con la escuadra horizontalmente debajo de la garganta todas nuestras palabras de conformidad con nuestros ideales y sentimientos más elevados, rechazando todas aquellas que no se conformen con esa medida, de manera que nunca se hagan ellas portavoces de nuestra tendencia más baja y negativa, de nuestros errores, juicios superficiales y critica que no sea realmente constructiva.
En la medida que dominemos nuestros pensamientos y palabras lograremos dominar nuestras acciones por medio del nivel y la plomada y así llegaremos a obrar bien.