HISTORIA DEL BALONCESTO
En el año de 1891, Naismith, quien era profesor en Massachusetts, EE.UU. buscaba un juego que sus alumnos pudieran practicar bajo techo, en el gimnasio, durante los duros inviernos de Massachusetts. Así, el profesor recordó un antiguo juego de su infancia, el "duck-on-a-rock" (El Pato en la Roca), que consistía en intentar alcanzar un objeto colocado sobre una roca lanzándole una piedra.
Para esto, analizó los deportes que se practicaban en esos momentos. En aquellos deportes predominaba la fuerza o el contacto físico, y decidió que él quería algo donde la destreza fuese más importante.
Pidió unas cajas de unos 50 centímetros de diámetro, pero lo único que le consiguieron fueron unas cestas de melocotones, algo más abiertos por arriba que por abajo. Mandó que las colgaran en las barandillas de la galería superior que rodeaba el gimnasio, que estaba a 3,05 m del suelo. Se usó un balón de fútbol. Como al principio Naismith tenía 18 alumnos, decidió que los equipos estuviesen formados por 9 jugadores cada uno, luego se pasó a 7, terminando con los 5 actuales.
El tablero surgió como protección, para evitar que las personas situadas detrás de las canastas pudiesen entorpecer la entrada del balón en la cesta. La cesta se convirtió en un aro metálico y una red sin agujeros, luego las redes actuales.
En un principio se pensó llamarlo "Naismith-ball", nombre que el profesor no aceptó y terminó llamándose BASKETBALL (pelota y cesto), en español Baloncesto. Este invento le mereció a Naismith, figurar como uno de los cien Masones más sobresalientes del mundo.