105 años de dominio monacal debieron transcurrir, con los consabidos métodos inquisitoriales, para que el Estado Colombiano recuperara el control sobre este aspecto.
En efecto con el nacimiento en 1991 de nuestra actual Constitución, se enmarcan varios principios fundamentales como el consagrado en al art. 18, que garantiza la libertad de conciencia, para que nadie sea molestado por razón de sus creencias y convicciones, ni obligado a actuar contra su conciencia.
Un extraordinario avance, sin embargo debemos reconocer que aún persisten en algunos sectores, esos viejas creencias limitativas impuestas por nuestros padres y abuelos respecto de la Religión y sus pecados, que son de difícil desprendimiento, precisamente por la educación religiosa que recibimos desde nuestro nacimiento.
Con la vigencia de la actual Constitución, el dominio de la Iglesia Católica empieza a ceder y a perder terreno, siendo seriamente amenazada. Pero contrario a lo que se creyera no es la Masonería la que preocupa a la Iglesia, son las nuevas congregaciones o cultos, en su mayoría Iglesias de origen cristiano que poco a poco van haciéndose a nuevos fieles e ingresos de dinero, mermando el pedazo de torta, que ancestralmente le correspondía a la Iglesia Católica, por lo que todavía no podemos hablar de una total libertad de cultos.
Es un hecho notorio, conocido por los diferentes estamentos de la sociedad sin que se haya hecho nada al respecto y que sin lugar a dudas debe ser objeto de gran preocupación, por los grandes alcances que han generado. Estas Mega-iglesias emocionales que juegan con las precariedades de la gente y de su dinero, manipulan a su arbitrio de manera increíble, bastaría con señalar algunos apartes de la última edición de marzo 2012 de la revista Dinero, que toca el tema de manera directa, señalando al respecto:
“En esta última categoría encajan las 3.597 iglesias, confesiones y denominaciones religiosas reconocidas actualmente por el Ministerio del Interior, al amparo de la libertad constitucional de cultos.
Según bases oficiales y públicas de datos del Gobierno, en 2010, el último año del que ya hay información consolidada, esas organizaciones declararon ingresos y patrimonios por un poco más de $7 billones, cifra comparable con la mitad de las utilidades que produce una empresa como Ecopetrol. Sin embargo, cuando la masa de capital reportada pasó por los cedazos tributarios, los impuestos pagados por todas ellas sumaron apenas $198 millones.
El domingo 11 de marzo, poco antes del mediodía, a la sede del Centro Mundial de Avivamiento, sobre la Avenida 68 de Bogotá, no le cabía un alma más. Ricardo Rodríguez, pastor principal de esa comunidad, traducía simultáneamente las prédicas de tres líderes espirituales que habían venido de Estados Unidos invitados a ser testigos del creciente fervor de las “ovejitas”, como llama esa iglesia a sus iniciados. El redil era numeroso: se acercaba a unas 30.000 personas que con sus manos levantadas al cielo daban, al unísono, voces de alabanza.
El recinto, demarcado con señales y banderas de distintos países, parecía una ciudadela. Las ‘avenidas’ y ‘calles’ (así estaban denominadas) se encontraban guardadas por un equipo de logística en cuyas camisas blancas se leía “Avivapolice”.
Los callejones más expeditos eran los que conducían hacia las ventanillas habilitadas para el recibo de los diezmos y todo tipo de contribuciones. Se podía pagar con tarjeta de crédito, caso en el cual los encargados de manejar los datafonos agradecían que los aportes no fueran menores a los $100.000. Lo demás iba a sobres y a bolsas, cuyo contenido sería recogido por tres carros transportadores de valores en diferentes turnos. Cada aportarte recibía una credencial que lo identificaba como “sembrador en el avivamiento”.
Un ex pastor de la comunidad y un ex empleado de la parte administrativa, que dijeron haberse retirado de la iglesia decepcionados por su notoria inclinación hacia las “virtudes materiales”, revelaron que una importante porción de los dineros que maneja la congregación es utilizada en operaciones de finca raíz y otras inversiones en Colombia y en el exterior, casi todas ellas a nombre del pastor principal”.
Son una máquina para conseguir dinero en nombre de Dios y de la Religión, es común que inciten a su
feligreses a hacer “Pactos de fe con Dios”, para que escuchen sus ruegos de salud, amor, trabajo etc., a cambio de entregar una determinada suma de dinero, que por supuesto va a engrosar las arcas de
las iglesias y sus pastores.
Cómo hombres conscientes, respetamos el libre albedrio y el libre ejercicio en la práctica de las religiones, lo que es inadmisible, para nosotros, es el aprovechamiento que algunas personas y empresas inescrupulosas (pastores-iglesias), dedicadas a este tipo de actos, hacen de las religiones y de sus fieles, con el objeto de enriquecerse y mantener en la opresión mental e ignorancia a su redil.
En ejercicio del pensamiento libre, razonado y crítico que caracteriza a los Masones, nuestra Orden siempre ha proclamado la existencia de un PRINCIPIO CREADOR, dejando en absoluta libertad a nuestros miembros, de dar el nombre que quieran a esta CAUSA PRIMERA, llámese religión Cristiana, Judaísta, Católica, Hinduista, Budista, Islámica o Gnosticismo, la Teoría de la evolución etc., etc., etc.
Lo que no podemos, ni debemos aceptar, son fanatismos o sectarismos de ninguna naturaleza, al contrario buscamos y proclamamos un Estado de carácter laicista, en donde exista separación de las iglesias respecto del Estado, con la consiguiente libertad absoluta de conciencia, lo que implica que la ley debe estar siempre por encima del confesionalismo religioso.
Por ello Masones por la Masonería “MxM”, considera de vital importancia la educación en los hombres, con el objetivo primordial de instruirnos en una formación de espíritu crítico, en ejercicio de la razón.
No concebimos la idea, que un hombre bien formado, permita la intromisión de esta clase de mercaderes de la religión en su entorno y que además pueda circular correos o cadenas de adoración a Dios o a la Virgen María, so pena de incurrir en 10 años de mala suerte, si no es reenviado.
Es aquí donde surge la pregunta ¿Qué ha pasado durante la última década, con las Escuelas de formación en la Masonería?, ¿Nos quedamos en el firmamento… en el cielo… en las estrellas…?. Masones por la Masonería “MxM” piensa que es importante y urgente descender y crear una verdadera Escuela de formación Masónica en nuestra Orden, con un programa estratégico plenamente definido, a corto, mediano y largo plazo, dirigida y fomentada por nuevos y excelsos Masones que ya han demostrado ser grandes instructores y defensores de la razón y el libre pensamiento.
Ante estas nuevas formas de sometimiento y alabanza de carácter religioso, sólo la inteligencia, el conocimiento y la razón deben prevalecer, como símbolo de progreso y perfección, sin olvidar que además de buscarnos, conocernos y mejorar interiormente, nuestra Misión como Masones no es otra, que concitar al trabajo Masónico, con el fin de que la sabiduría triunfe sobre la ignorancia.